Habiendo definido la verdad y distinguido dos categorías diferentes (proposicionales y morales), es importante proceder a discutir si la verdad en si misma es objetiva (realista) o subjetiva (relativa). Comencemos con la primera alternativa. Hablar de objetividad es referirnos a un fundamento de la verdad independiente al sujeto; o sea, que no depende de las creencias, la actitud o preferencias, el contexto cultural o social, ni la ubicación espacial o temporal del individuo, sino que existe como realidad absoluta y constatable, verificable. El realista se distancia de aseveraciones como “es verdad para ti pero no para mi,” “es verdad desde tu punto de vista,” “no hay una verdad, sino muchas verdades de acuerdo a cada cual.” El relativista, en cambio, afirma expresiones como las anteriores pues sostiene que la verdad es un constructo humano, no un rasgo de la realidad “como tal” a pesar de que es útil para entenderla. En otras palabras, la verdad solo existe como un artefacto mental y no como algo real "allá afuera." Analicemos las implicaciones de cada postura.
El realista afirma la verdad en base a su correspondencia con la realidad. Por ejemplo, la aseveración “Los hombres son seres vivos” es verdadera únicamente si en realidad los hombres son seres vivos. Pareciera redundante o tautológico, pero esto cumple una Ley de Lógica Formal; particularmente, Identidad. Identidad afirma que A = A. (1) De modo que si un realista afirma: “Un ave es un pájaro,” éste no está expresando una “verdad para él/ella” sino un reclamo de objetividad sobre la realidad que es absoluto y universal para cualquiera que lo escuche. De igual manera, si afirma “El aborto es incorrecto,” éste no está postulando una verdad moral subjetiva/relativa, sino un reclamo objetivo que puede ser analizado para determinar su valor veritativo funcional: verdadero o falso. (2) La salvedad es que al reclamar verdad objetiva, el realismo necesita un fundamento objetivo: en caso de eventos históricos o fenómenos naturales hace falta evidencia empírica, sea en archivos o bajo observación directa que valide el reclamo; en el caso de la ética y moralidad, es necesario un estándar que trascienda al ser humano y su existencia (pues el ser humano al ser el sujeto de la moral no puede “crear” una moral objetiva). Por ende, el realismo depende por un lado de la confiabilidad de los sentidos y por el otro, de la existencia de un Ser o Ente Trascendental (e.g., Dios). Por el contrario, el relativista, en general, descarta un fundamento objetivo de la verdad en gran medida al observar la multiplicidad de afirmaciones de verdad por parte de diferentes individuos y concluir que es lógicamente imposible que todos sean verdaderos; por ende, la verdad no existe. Esto se observa principalmente en el campo de la moral/ética y religión; tomemos por ejemplo a una persona judía, cristiana y musulmana: las tres afirman que su religión es la verdadera. Sin embargo, las tres religiones reclaman singularidad; es decir, cada una afirma que es la única religión verdadera. Por ende, el relativista en lugar de negar la veracidad de todas o alguna(s), opta por descartar la posibilidad de que sean objetivamente verdaderas. De igual manera, ciertos grupos señalan como inmorales las prácticas homosexuales, mientras que otros afirman la neutralidad moral de las mismas. Ante la contradicción inherente de tales reclamos, el relativista descarta la veracidad objetiva de ambos y afirma que en realidad, cada reclamo solo es “verdadero” para el que lo cree. El relativismo presenta numerosos problemas de consistencia y lógica simple, tanto así que hará falta otro artículo para explorarlas. Sin embargo, la salvedad mayor estriba en que el relativista, generalmente, afirma su postura como una objetiva verdadera. Es decir, se postula el relativismo como una postura real para entender la verdad, mientras que (por definición) niega la existencia de la verdad misma. Si bien el relativista podría afirmar: "El relativismo es cierto para mi," hacerlo reduce su postura a una opinión que no tiene por qué tomarse como verdadera y una alternativa seria y coherente al realismo. Por otro lado, un intento de afirmar: "El realismo no es válido, sino que la verdad es relativa," termina siendo contradictorio, pues tal aseveración, en efecto, se traduce a: "el realismo no es válido, sino que (en realidad) la verdad es relativa," efectivamente negando lo que afirma. Quiero culminar comentando a cerca del por qué entrar al detalle de un tema metafísico y tan rebuscado como este, a pesar de que en diferentes partes ya he ido dando pistas de la relevancia de esta discusión. Y es que no puedo negarlo: estos conceptos pueden ser, por momentos, tediosos e incluso parecer innecesarios para el "diario vivir." Pero en realidad son tan fundamentales, que vivir ignorando su existencia nos condena (literalmente) a la mentira. Si la verdad no es una propiedad objetiva y un hecho de la realidad, conversar sobre temas como: el aborto, los derechos de relaciones entre individuos del mismo sexo y transexuales/transgénero, la relación entre el Estado y la Iglesia, etc., se torna cuestión de opinión. Quizás digas: "Bueno, Gabriel, yo pienso que son asunto de opinión." Pero entonces ahí, querid@ lector/a, nuestra conversación carece de sentido. El issue principal es que temas como estos que acabo de mencionar tienen implicaciones inmensas para la calidad de vida del ser humano y sus relaciones. Tanto así, que se legisla sobre ellas. Ante esto, te pregunto, querid@ lector/a: ¿Es razonable tratar un asunto con implicaciones morales e incluso legales al mismo nivel que el sabor de un mantecado? Me parece un buen momento para culminar esta conversación, y darte la oportunidad de analizar las implicaciones y dificultades que ambas posturas, tanto el realismo como el relativismo, cargan consigo. En el próximo artículo indagaremos más a fondo las dificultades que presenta el relativismo, así como sus repercusiones en asuntos de la vida real, de modo que al culminar esta serie en La Verdad, sea indudable ser Simply Lógico. __________________________ Notas: (1) Esta ley cobra mayor valor cuando se suman otras leyes lógicas como la ley de contradicción (i.e., A ≠ -A), y la ley de exclusión del medio (i.e., A ó -A; no hay opción media). Violar la Ley de Identidad es incurrir en una falacia lógica informal conocida como equivocación. Esta es común al utilizar palabras con múltiples significados (polisémicas); por ejemplo, al decir "me hice un tatuaje en la planta, pero se me olvidó echarle abono." La primera parte por supuesto hace alusión a la planta del pie, pero la segunda hace equivocación al cambiar el significado por el de una planta (vegetal). (2) Notarán que evito la palabra “cierto” para hacer referencia a verdadero, ya que hablar de certeza no es hablar de verdad. Si bien en el lenguaje cotidiano utilizamos “cierto” y “verdadero” como equivalentes, es posible afirmar una verdad sin tener certidumbre, al igual que se puede afirmar certidumbre sin verdad. Por ejemplo, si ahora mismo te pidiera, querid@ lector/a, que dijeras lo siguiente: “Dopamina es el neurotransmisor principal del ‘circuito del placer,’ el cual se compone del área tegmental ventral, la corteza prefrontal y el núcleo accumbens,” estarías diciendo una verdad a pesar de quizás si no has estudiado el sistema nervioso tengas muy poca certeza de cuán verdadero sea lo que te pedí que dijeras. Por el contrario, digamos que observas un niño caminar cerca de una estiba de latas en un supermercado y que tan pronto pasa, se caen las latas. Estás segur@ de que el niño las tumbó; sin embargo, luego te enteras que el niño nunca tocó las latas, sino que cayeron a causa de la vibración producida por la máquina de pulir que estaba pasando en el pasillo del lado. En este caso, tenías mucha certeza pero estabas incorrect@. Además, piénsalo en inglés: true y certain nunca se intercambian.
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"¡La película estuvo buenísima!"
"El mantecado de chocolate es el más rico." "Los cristianos son los únicos salvos." "El aborto debería ser legal universalmente." "Ese muchacho es feísimo." Cada una de estas aseveraciones puede ser contestada con "es verdad" o "no es verdad." Pero, ¿qué exactamente es "la verdad" y cómo podemos determinarla, asumiendo que es posible? El diccionario de la Real Academia Española define la verdad como la "Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa" y "Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente." Si intentamos aplicarle una o ambas de estas definiciones a nuestros ejemplos, tendremos problemas. Por ejemplo, ¿quién "puede negar racionalmente" que el mantecado de chocolate es el más rico? ¡Pues los que no comen ningún mantecado! Además, ¿cómo es que una oración del aborto y otra sobre la belleza de una persona pueden evaluarse de la misma forma? La realidad es que no se puede. Aunque ambas oraciones suponen verdades el tipo de "verdad" que expresan es muy distinto. |
AutorFilósofo por vocación, músico por pasión, seguidor de Jesús por decisión. Ah y médico en construcción, sí. |