Cuando escuchamos la palabra “argumento” pensamos en gente discutiendo ofensivamente, con la “cara montá” y tirando puños al aire. Sin embargo, un argumento, si vamos a la definición formal de la palabra, es simplemente un intercambio y análisis de ideas opuestas entre sí para entender un fenómeno. ¿Ven? ¡Podemos discutir con amors!
Propiamente, un argumento lógico es un esquema del lenguaje que nos permite organizar y presentar razones que justifiquen o apoyen una conclusión. Por ejemplo, si queremos probar que Gabriel es un mamífero, podemos simplemente decir que todos los humanos son mamíferos, que Gabriel es un humano, y, por lo tanto, Gabriel es un mamífero. Easy peasy! Para ser más organizados, podemos presentar el argumento como un silogismo, el cual está compuesto por premisas (P) que apoyan o sustentan una conclusión (C). El ejemplo anterior "silogizado" sería así:
Los silogismos se hacen sumamente poderosos al utilizarlos para esquematizar argumentos de Lógica Deductiva. En pocas palabras, deducir es la acción de proceder lógicamente de lo general (o universal) a lo específico (o particular). En el ejemplo anterior pasamos de lo general (todos los humanos son mamíferos), a lo particular: Gabriel es mamífero. Este ejemplo es obvio ya que existe inmensa evidencia científica y de experiencia cotidiana que lo demuestra. Pero si nos transportamos al siglo 17 y nos ponemos en los zapatos de Galileo Galilei, ¿cómo podríamos demostrar que es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no al revés? Google aún no existe, no podemos ubicarnos “encima” de la Vía Láctea para mirar panorámicamente cómo se acomodan los planetas y el Sol y apenas el pequeño telescopio con el que contamos nos permite ver hasta Venus y la Luna… Let’s think. - “Pero Gabriel, en una época donde llevamos casi toda la información del universo en nuestros bolsillos, ¿qué utilidad tiene este razonamiento antiguo?” Ah, elemental mi querid@ lector/a. Encontramos la utilidad al introducir un método muy poderoso del razonamiento lógico llamado Deducción. Continuemos. Me imagino a Galileo con su telescopio diciendo: “Espera. ¿No decían que todo lo que estaba ‘después del cielo’ era perfecto? ¿Entonces qué son esas manchas que veo sobre la Luna? Woah! Venus parece tener… ¡¿4 lunas?! Si Venus gira alrededor de la Tierra, pero tiene sus propias lunas girando alrededor de él, pues… ¡La Tierra no es el centro de todo! O por lo menos no es el centro de esas lunas, ¡Venus es! Parecería ser que, en lugar del 'CENTRO' del universo, existen muchos centros, cada uno con sus propias cosas girando alrededor. Podría ser entonces que la Tierra es solo uno entre otros centros y que ella misma gira alrededor de un centro más grande aún. Como… ¡El Sol! Jmm…” Galileo, en otras palabras, dedujo la teoría heliocéntrica de Copérnico. Un silogismo adecuado hubiera sido:
Y ya, supongo… Ah cierto, ¡los ejercicios! En los siguientes silogismos, identifica la premisa o conclusión que completa el argumento deductivo: 1. a) Si los perros ladran en la noche, no voy a trabajar. b) Los perros ladran en la noche. c) Por lo tanto, _______________________________. 2. a) Siempre que hace calor, José llena la piscina de su casa. b) _________________. c) Por lo tanto, José llenó la piscina de su casa. 3. a) ______________________________________. b) Dieron las doce del día. c) Por lo tanto, el reloj suena la campana. --------------------------------------------------- Respuestas: 1. Aquí nos falta la conclusión. A partir de las premisas, la única conclusión lógica es: c) Por lo tanto, no voy a trabajar. (Sigh) If only… 2. En este caso, necesitamos una premisa. Si observamos la premisa y conclusión, podemos deducir que hace falta algo que nos indique que hizo calor. Además, al encontrar el verbo en pasado en la conclusión, esta premisa debe estar de acuerdo en pasado igualmente. Por ende: b) Ayer/antier/hace dos días/etc. hizo calor. 3. Al mirar la premisa y conclusión, deducimos que la premisa que nos falta debe contener ambas oraciones conectadas. Por ende, la premisa sería: 1. Cada vez que/siempre que/todas las veces que dan las doce, el reloj suena la campana.
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