Recuerdo de manera muy vívida ir de camino a la escuela y cuestionarme cómo era posible que si el cerebro lo "controlaba todo," yo pudiera controlarlo. En otras palabras, quería saber qué le "daba las instrucciones" a mi cerebro para alzar o no un brazo, o tener un tren de pensamiento libre, por ejemplo. Estudiar biología me permitió conocer al detalle la formación y funciones del cerebro, su composición, variaciones entre especies, entre otros aspectos. Pero tan pronto se discutían temas particulares y específicos al ser humano como libre albedrío, lenguaje y abstracción, la ciencia parecía agotar sus respuestas; especialmente, respecto a la consciencia.
Lectores/as más agudos quizás me cuestionen, “Pero Gabriel, ¿no podría un estudio del cerebro demostrar si estamos conscientes o no?” Bueno, querid@ lector/a, nuestra atención puede medirse de forma indirecta: si te hicieran un fMRI en este momento, seguramente encontraríamos mayor actividad en tu lóbulo occipital (encargado de procesar información visual), y tu lóbulo temporal (encargado de procesar sonido y lenguaje). Pero un estudio de neuroimagen es incapaz, por ejemplo, de mostrar la base biológica de tu consciencia de primer orden; o sea, tu capacidad de saber que estás despierto, que existes, que te encuentras en este preciso momento leyendo un artículo de mi blog. ¿Cómo podemos, pues, hacer sentido de esta experiencia subjetiva y tan presente en nuestra vida diaria? Existen dos hipótesis principales: A) Dualismo Cartesiano Algunas religiones y corrientes filosóficas, mediante el concepto de alma/mente/espíritu (se pueden usar intercambiablemente),* ofrecen una alternativa para entender la experiencia humana. Muchas versiones han existido desde antes de Platón, pero en esencia, se postula que la mente es un objeto abstracto(1) que por algún mecanismo interacciona con el cuerpo mediante el cerebro. La idea es que el cerebro se encarga de los reflejos neurales que generalmente ocurren automática- e involuntariamente (como retirar la mano rápidamente de una superficie caliente), así como mantener el funcionamiento adecuado de los procesos celulares y sistémicos del cuerpo (como la respiración, latidos del corazón, digestión, movimientos musculares, etc.) La mente, por otro lado, es la parte consciente, que permite decidir, pensar y que, utilizando el cerebro, analiza los estímulos sensoriales que nos rodean y le atribuye significado subjetivo. Al recibir un abrazo de un ser querido, por ejemplo, hay un gran cuerpo de información simultánea: el olor de la persona, la presión que sus brazos ejercen sobre nuestro cuerpo, la información visual recibida a medida que se acerca, etc. Sin embargo, toda esa información se procesa de manera inconsciente en el background. De lo que sí estamos conscientes es de quién nos está abrazando y cuán valioso y significativo es para uno, mientras que para un desconocido ese misma abrazo no significaría nada (quizás incomodidad), a pesar de tratarse de exactamente los mismos estímulos físicos. Bajo esta visión, el cerebro es el órgano biológico que le permite a la mente inmaterial(2) relacionarse con el mundo físico; además, se afirma la existencia objetiva de ésta como una entidad separada del cuerpo (por eso lo de dualista). La analogía es la de un músico y su instrumento: el músico es músico gracias a éste; sin él, es sólo una persona y no hay música. Además, el instrumento no puede actuar por sí sólo, sin el comando del músico. Igualmente, la mente sin el cerebro no puede ejercer efectos en el mundo físico, ni el cerebro puede actuar por sí sólo sin el comando mental. Sin embargo, aunque sensata e intuitiva, esta visión presenta algunos problemas serios: primeramente, ¿cómo es que puede relacionarse algo que no es material/físico (la mente) con el cuerpo (cerebro)? En segundo lugar, ¿cómo sabemos que objetos abstractos/inmateriales tan siquiera existen? En esta misma línea, ¿cómo podemos demostrar que existen? La ciencia sólo podría intervenir en la parte biológica y física, pero no opina sobre lo inmaterial, por ende otro análisis de corte filosófico estaría en orden. B) Monismo Fisicalista Por supuesto, la segunda alternativa es que no existe tal "relación" entre mente y cerebro, y que en realidad, el órgano biológico es suficiente para entender toda nuestra experiencia humana. Esta hipótesis permite explicar un cuerpo de evidencia sustancial: los profundos cambios de conducta y ánimo tras sufrir heridas y trauma cerebral, así como los cambios que trae el envejecimiento y senilidad, y la imposibilidad de tan siquiera existir sin el cerebro(3). Tal visión parte de una postura filosófica llamada fisicalismo, la cual afirma que sólo lo físico existe, y que el resto de las cosas (abstractas) se deben considerar ideas o conceptos imaginarios, constructos sociales y del lenguaje que nos ayudan a entender la realidad pero que no existen verdaderamente “allá afuera” de los pensamientos. La idea es que lo que podemos apreciar con los sentidos es objetivo e independiente de las opiniones e ideologías de cada individuo, por lo que se puede alcanzar un consenso verdadero y así entender mejor la realidad. Algunos problemas de esta postura son: (a) la presuposición filosófica del fisicalismo y (b) la idea de que ser objetivo requiere de empirismo. Sobre lo primero podríamos cuestionar: ¿qué justifica pensar que sólo lo físico existe? ¿Estaríamos obligados a negar aspectos inmateriales como la belleza, los pensamientos, sentido de identidad, poder decisional, entre otros? Sobre lo segundo podemos preguntarnos: ¿son nuestros sentidos suficientes y confiables para describir la totalidad de la realidad que nos rodea? ¿es posible ser objetivo de cosas que nuestros sentidos no perciben (como afirmar que torturar a un niño es objetivamente incorrecto)? So Who’s Right? Pareciese que ambas posturas están empatadas respecto a la información que las apoya, pero no es para menos: por algo este debate se conoce como el “Problema Mente-Cuerpo.” Introducido, pues el “Problema,” te exhorto a elaborar tu propia conclusión, querid@ lector/a: ¿somos un compuesto de cerebro y mente, o deberíamos vernos más bien como simples "cerebros andantes"? En el próximo artículo buscaremos contestar las interrogantes levantadas para cada postura; aunque debo advertirte, resolver el problema está muy lejos de ser Simply Lógico. __________________________________ NOTAS: * Algunas religiones, como el cristianismo, parecen hablar del concepto de mente y espíritu o alma como cosas separadas. Si bien es posible la existencia de este tercer elemento, afirmar la existencia de al menos un aspecto no-biológico es suficiente para distinguir de la postura general que equipara a la mente y el cerebro. Podríamos discutir quizás que la distinción bíblica de la mente y el alma, por ejemplo, es meramente funcional, haciendo énfasis en el aspecto espiritual del ser humano y no que el Libro Sagrado hace una afirmación ontológica, per se. (1) Si recordamos los tiempos de escuela elemental, un objeto abstracto es simplemente cualquier cosa que no tiene propiedades físicas (“concretas”) delimitadas por tiempo y espacio. Cosas como propiedades (forma, temperatura, color, etc.), emociones, números, ideales (justicia, amor, etc.) se incluyen en esta categoría. (2) En este artículo, las expresiones “material” e “inmaterial” describen aspectos físicos de los objetos: si es material, posee materia. No hago uso de éstas de forma metafórica: “lo material,” refiriéndose a las posesiones; o “es inmaterial,” queriendo decir “irrelevante.” (3) Digo "existir" y no tan solo vivir, porque, contrario a otros órganos como riñones, hígado, e incluso el corazón, que pueden ser reemplazados, todavía es imposible realizar un trasplante de cerebro. Aún si se lograra, anticiparíamos grandes cambios en el individuo que recibe el cerebro trasplantado. En otras palabras, somos quienes somos gracias a este órgano específico.
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AutorFilósofo por vocación, músico por pasión, seguidor de Jesús por decisión. Ah y algo de científico, sí. |